Cada vez son más los padres y madres que asisten a mi consulta pidiendo ayuda por problemas de aprendizaje de sus hijos/as y el rendimiento de sus estudios. Muchos de ellos llegan solicitando principalmente ayuda y consejos para mejorar sus calificaciones. No obstante, y a pesar de sus intenciones, numeradas veces este enfoque ha caído en el reduccionismo; y con el tiempo descubrimos que en tales casos el factor determinante no ha sido el intelectual, sino la motivación y las emociones del/la niño/a.

Unos padres pueden haber pensado primero en clases particulares como una solución idónea –pero estas pueden terminar forzando el aprendizaje de sus hijos/as y fallando en su objetivo. Al final del día, muchas de estas intentonas para desarrollar el área académica, terminan resultando infructuosas, al dejar de lado las necesidades individuales de las formas de pensar, sentir y actuar del/la niño/a. Esto en la mayoría de los casos se convierte en un escenario todavía más frustrante para él o ella.

Largos años de formación, investigación, experiencia, y un método eficiente me han permitido ayudar a cientos de niños/as a ser más seguros y felices. Al final, aprender y crecer es más que sólo una calificación –es crecimiento, carácter, humanidad y academia. Hoy por hoy, esta es mi motivación